Todos sabemos que estamos conformados por más que carne y hueso, tenemos
una mente para pensar (cada cabeza es un mundo), tenemos un alma (lo que nos
queda aunque el cuerpo muera, la escancia de nuestros ser). También tenemos
obviamente el cuerpo (carne y hueso, y órganos, etc, etc) y poseemos un Espíritu
( o si no véase expresiones como: ''el tiene un espíritu de triunfador, ella
tiene un espíritu alegre!'', etc).
La cuestión es, que muy poco sabemos sobre todos ellos, lo más que usamos es
nuestra mente y nuestro cuerpo, pero dejamos al olvido el Alma y el Espíritu,
porque? simplemente porque nos han hecho olvidar que somos más que carne, hueso
y un pedazo de pescuezo, hay algo más que a pesar que no lo vemos, lo podemos
sentir, es real (pero eso lo discutiremos en otra ocasión).
Esta vez analizaremos brevemente donde y cuando recibimos todas estas cosas que
son parte de nosotros, unas como la mente y el cuerpo, serán dejadas atrás
cuando muramos, otras como el Alma y el Espíritu, estarán con nosotros incluso
después de la muerte.
1.El ALMA: esta la recibimos justo en el
momento en que el esperma se fusiona con el óvulo en la fecundación. Muchos
pro-abortistas alegan que el feto se considera una persona después de unos 6
meses o algo así, pero es falso, somos seres vivientes desde la fecundación. Dios
dice en su palabra:
''Te conocí desde
antes que fueses concebido/a ...'' (Jeremías 1:4-5), ''Yo te formé en el
vientre de tu madre ...'' (Salmo 139:13)
El alma no puede
perderse, y aunque existen personas que ‘’se la venden’’ al diablo, este no
puede tocarla hasta que hayamos muerto. Es de ahí la importancia de entregar
nuestra alma y nuestro ser a Dios, porque de las manos del Señor que tiene el
poder de crear el cielo y la tierra, absolutamente nadie nos puede arrebatar.
‘’¿Quién midió las aguas
con el hueco de su mano, y midió los cielos con su palmo, y con tres dedos
juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con pesas los
collados?’’ (Isaías 40:12)
‘’He aquí, en las palmas de mis manos, te he grabado; tus
muros están constantemente delante de mí.’’
(Isaías 49:16)
2.El ESPÍRITU: Este
tema es muy profundo, sin embargo la mayoría de las personas no le prestan
atención e incluso llegan a creer que el alma y el Espíritu son lo mismo, o
peor aún, que el Espíritu es aquel que queda ‘’espantando’’ en casas
abandonadas.
Para
saber del Espíritu tenemos que enfocarnos en un estudio profundo y con la ayuda
de Dios, puesto que El es el único que nos lo da de gracia.
“..el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado”. (Rom. 5:5)
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El
Espíritu es algo que nos acompaña desde que nos Bautizan y después que morimos, es
aquella voz de la conciencia que nos dice que es bueno y que es malo, es lo que
nos da ese impulso increíble para hacer lo que más nos apasiona. Lo tenemos y no lo podemos apartar porque está dentro de nuestro ser(aunque
si lo podemos apagar, entristecer). Lo mas
increíble y maravilloso es que en el Bautismo, los padres de familia reciben el
compromiso de encaminar a ese niño en las enseñanzas de Dios, para que cuando
crezca pueda seguir en los caminos del Señor. Una persona que cultiva el
Espíritu Santo que Dios le da, llega a un punto máximo de no recibir, sino
entregarse al Espíritu mismo y experimentar un segundo Bautismo personal (una
conversión total y profunda), donde Dios finalmente lo limpiará de pecado, lo
hará una criatura nueva y le entrega todos los dones necesarios para glorificar
su Santo nombre y ayudar a sus prójimos.
"Esparciré
sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y
de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de
piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos, y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra". (Ez.36:25-27)
3.La Carne: Es otro
elemento que nos acompaña de por vida, sin embargo, este mismo se degrada,
muere y nos abandona. La carne la recibimos poco a poco a medida que crecemos
en el vientre de nuestra madre, nacemos y desarrollamos. El problema es, que la
carne ha sido corrupta por el pecado original, y si lo analizamos de cualquier
punto de vista, se ha convertido en uno de nuestros enemigos: nos enferma, nos
hace vanidosos, fornicadores, drogadictos, glotones, la tatuamos, perforamos,
satisfacemos, etc, etc, y todo en contra de las leyes de Dios.
"Amados, les ruego como
extranjeros y peregrinos, que se abstengan de las pasiones carnales que
combaten contra el alma" (1 Pedro 2:11),
"Porque el deseo de la carne es contra el
espíritu y el del espíritu es contra la carne" (Gálatas 5:17)
4.La Mente: La mente
es algo que adquirimos en el momento en que nacemos y empezamos a experimentar
y vivir en el mundo. Durante la pubertad y pre adolescencia la mente empieza a
discernir a manera más profunda (porque es malo?, será cierto esto, lo
otro?), y comenzamos a elegir nuestros propios caminos. La mente es
igual que la carne, al morir es despojada de nuestro ser:
“Pero los muertos nada saben, ni
tienen mas paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su
odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se
hace debajo del sol”(la tierra) (Eclesiastés 9: 5-6)
En la carta a los Efesios, se nos describe la armadura espiritual para resistir los ataques del enemigo (satanás, el pecado), y se le da un espacio especial a la mente:
''Y tomad el yelmo de la salvación, y
la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios'' (Ef. 6:17).
El Yelmo
significa el casco, y va seguido de la palabra SALVACIÓN, lo cual significa que
si nuestra mente se mantiene enfocada en el Señor, seremos salvo y dominaremos
incluso nuestra propia carne, además de dejar de maquinar maldades que nos
afectarán a nosotros mismos y los que nos rodean. Todo pecado entra por la
cabeza (de ahí la necesidad de usar un casco y de ser posible una máscara de
hierro con solo huecos para respirar): por los ojos entra la lujuria y hasta el
estudio de ciencias ocultas, por lo oídos los chismes y malas palabras, por la
nariz la droga, y por la boca salen calumnias, chismes, entra drogas, etc.
Y es que
si vemos la segunda oración, tenemos que darnos cuenta que todo sentimiento
negativo, no nace del corazón, todo nace de una mente débil la cual es
manipulada por las circunstancias de su alrededor. La envidia, el odio, el
rencor, la deshonestidad, la lujuria, etc, etc, todo esto se origina en nuestra
mente y se almacena poco a poco en nuestro corazón, haciéndonos sacar de este
corazón lo que ya tenemos ahorrado y ganando altísimos intereses. Una mente
débil espiritualmente, también se vuelve nuestra enemiga, pero una mente
fuerte, entrenada por el Espíritu, enfocada en los mandatos de Dios, es
impenetrable y una gran aliada a nuestro favor:
Cuando no
somos capaces de discernir, nos volvemos rebeldes, porque el pecado se
encarga de engañar a la mente convenciéndola de que lo malo está bien porque te
da placer (el sexo premarital es lo mejor, la marihuana da relax), da autoestima
(más delgada, más bonita, mas musculoso, mas novias), da valor (el mejor bebedor
es mas hombre). Todo lo malo está al pendiente para meterse en la mente y
hacernos ver que la vida es despilfarro, egoísmo, placeres sin medida, etc.,
cuando en verdad no lo es porque recuerden esto:
“ ¡Ay de los que a lo malo dicen
bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas
luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20)
A pesar de todo esto debemos de aprender a dominarnos a nosotros mismos y
crecer en el Espíritu para seguir los caminos correctos del Señor, y esto solo
se puede lograr leyendo y reflexionando la Biblia, orando con sinceridad y de
manera correcta, obedeciendo sus mandatos y negando nuestros impulsos de pecado
. Dios quiere lo mejor para nuestras vidas y para los que nos rodean (la
humanidad en su totalidad), y que a pesar de que la carne y la mente pueden ser
débiles, tenemos un Alma que salvar y un Espíritu que cultivar. Dejemos de
ignorar lo primordial en nuestras vidas, no solo somos cuerpo y mente, hay un
Alma, hay un Espíritu y hay un Dios que está al pendiente de nosotros y nos
dice en su palabra:
“Porque yo sé muy bien los planes que
tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a
fin de darles un futuro y una esperanza”. (Jeremías 29:11)